En la foto Pepe (izquierda) y Pedro (derecha).
AFT se inició un verano en la ciudad de Mar del Plata (BA) en el año 2010, en sus principio no tenía una forma definida y no se entendía muy bien que era, entonces lo denominamos “Colectivo de artistas”, tenía una particularidad y era que todos estábamos vinculados al mar. Pero la verdad es que básicamente éramos 4 o 5 amigos que nos juntábamos en mi casa del bosque a soñar de vivir de lo que amábamos, uno era músico, al otro le gustaba filmar, a mi me gustaba pintar y a todos nos gustaba mucho viajar.
Pepe tocaba la guitarra y viajaba por Centroamérica dando clases de surf y cuando volvía a Mar del Plata se pseudo-deprimia porque le sobraba mucho el tiempo, era el más vago de todos los vagos, solo le importaba surfear, dormir, comer y conocer chicas y yo que le llevo 13 años, ya había pegado una vuelta entera por los mandatos y las carreras profesionales, me había recibido de Lic. en Administracion, había trabajado en relaciones de dependencia, me había comprado la casa, el auto, el perro y me fui de mi trabajo seguro porque todo me pareció una mierda.
Como por suerte me había quedado la casa, armé un taller y me dediqué solo a pintar, que era lo que mas había relegado por mi trabajo seguro y mientras tanto Pepe usaba la casa como refugio de su vagancia y venía a componer música, hacía los temas con las mejores letras del mundo inspirada en sus viajes y al otro día se las olvidaba.
Esta combinación de dos amigos muy distintos, que se llevaban unos años, que uno representaba los aspectos mas básicos, simples y libres de la playa y el otro un fracaso de los mandatos establecidos, que los dos amaban el mar por sobre todas las cosas, dió como patrón en común o conclusión: que ninguno de los dos podría trabajar jamás de algo que no le gustara.
Lo primero que hicimos fue muestras de arte, principalmente en Buenos Aires, las producíamos completamente nosotros y buscábamos apoyo de marcas, nos fue bastante bien, eran muy divertidas, algunas de salían de control, recuerdo que una vez nos echaron de C.C. Borges, en medio de una muestra propia.
Rápidamente nos dimos cuenta que lo que hacíamos tenía concepto y que muchas marcas actuaban de surfers o libres en el verano para generar acciones y contenido y decidimos armar una productora, para sugerirles a esas marcas que no actúen más, que podían hacer lo mismo con personajes auténticos y de repente pasamos a tener una productora torpe, inexperta, con concepto y buena voluntad. Como necesitábamos en los veranos una casa grande para la gente que venía a trabajar, porque no me los aguantaba más en mi casa, alquilamos una casa grande y terminamos teniendo como consecuencia un “hostel” inexperto en Playa Grande. Nunca planificamos tener servicios de hospedaje para clientes, fue una consecuencia de varias acciones vinculadas a una búsqueda, pero cuando nos dimos cuenta que eso estaba pasando, decidimos hacerlo verdad, volcarle nuestro concepto y cultura a la marca que juntos habíamos creado e invitar a los clientes a convivir un poco en nuestro mundo. Estuvimos 6 años en Playa Grande, hasta que nos dimos cuenta que si queríamos ser fieles a nuestra esencia, debimos buscar un lugar más natural y elegimos migrar a Chapadmalal, que era el lugar que elegíamos los dos desde muy chicos para disfrutar.
Texto por Pedro R. Malevini